domingo, 17 de julio de 2016

No existen los clientes estratégicos


Siempre me ha resultado curioso (y sinceramente nunca lo he entendido muy bien) el término de “cliente estratégico”. Es frecuente escuchar eso de “este cliente es estratégico para la empresa”. ¿Eso que quiere decir? Haced la prueba: ¿Quién me puede decir así, sin pensar, qué es un cliente estratégico? ¿El que más compra? ¿El más rentable? ¿El que está en un mercado potencialmente interesante para nosotros? ¿El que tiene vía libre para pedir lo que quiera y por tanto debemos plegarnos siempre a su voluntad porque es “estratégico”?

Yo que soy un poco transgresor (o mucho) en esto de las ventas diré que, en mi humilde opinión y en mi experiencia, los clientes estratégicos no existen: todos (o ninguno) son estratégicos. Sinceramente, cuando escucho esa definición suelo desconectar.

Más bien creo que se suele usar esa definición para “justificar” el ofrecer unos mejores precios, una mejor atención, un mejor servicio, un mayor número de visitas, un “todo vale”, etc. Todo justificaciones o acaso, ¿no se merecen todos nuestros clientes el mejor trato posible?

Al final, para muchos comerciales todos los clientes acaban siendo “estratégicos”…

No nos engañemos, no existe el cliente estratégico. En todo caso, existen clientes principales por su volumen de compra o por su rentabilidad o por su potencial, o clientes de principal importancia para la compañía o lo que sea:

La estrategia de una empresa la define la empresa, no sus clientes. Si no es así, malo.

Hablar de cliente estratégico parece que es algo así como ir de la mano de ese cliente ya que nos va a ofrecer un beneficio extra, o algo parecido…hasta que deje de comprar.

En todo caso, yo hablaría de partners, socios, etc. que compartan la estrategia que tiene nuestra empresa y con los que ir de la mano para lograr un objetivo común, nunca de cliente estratégico.

Una vez más, la estrategia de la empresa la define la propia empresa analizando el mercado, las posibilidades, las fortalezas, las debilidades, etc. Nuestra estrategia no la marcan los clientes.

sábado, 9 de julio de 2016

Tensiones innecesarias


Llegó el verano y con ello el final del primer semestre del año.

Quien más quien menos ya intuye cómo va a ser el resultado final del año, especialmente aquellos que trabajan en departamentos comerciales o de ventas que son los primeros que ven como va a ir la cosa.

Desgraciadamente, es época de tensiones o de relajaciones en muchas empresas, según el caso, salvo que vayamos en línea con el plan previsto.

Si vamos mal, muchos empiezan a ponerse nerviosos y a empezar a actuar de manera descoordinada o sin tener en cuenta el plan estratégico y las directrices de la empresa. En algunos lugares se escuchan frases míticas como "hay que aumentar las ventas como sea” o “como no vendamos más, cerramos”. Qué error más grave…crear tensión sin proponer ideas claras sobre qué hacer para reconducir la situación.

Por otro lado, si vamos muy bien, pasan cosas como “ese nuevo cliente, oportunidad  o mercado ya lo trabajaré más adelante, de cara al próximo año, no vaya a ser que vendamos demasiado y  me suban los objetivos…”. Pues no, lo que pasará es que cuando queramos atacar esa nueva oportunidad probablemente sea tarde.

Tan malo es lo primero como lo segundo. Mi opinión personal es que es peor el segundo escenario: relajación innecesaria por ir bien o muy bien: ¡aprovechemos la oportunidad siempre!

 
Al final, lo más importante es que si las cosas van mejor o peor de lo esperado, hay que analizar las causas, corregir (al alza o a la baja) nuestros objetivos con un plan estratégico creíble, realista, ambicioso y serio, que permita alcanzar los objetivos de la compañía sin poner en riesgo aspectos como la rentabilidad, la calidad, nuestro posicionamiento en el mercado, etc.

No se trata de ser conformistas o ilusos, se trata de ser realistas y tener siempre una estrategia clara que incluya un plan B (o incluso varios planes B) según se desarrollen los acontecimientos. Las empresas que triunfan suelen ser aquellas que tienen alternativas ante los diferentes escenarios que se pueden presentar: piensan, analizan y actúan en consecuencia y sobre todo transmiten un mensaje claro a sus trabajadores sin caer en crear “tensiones innecesarias” en la empresa.