Llegó el verano y con ello el final del primer semestre del
año.
Quien más quien menos ya intuye cómo va a ser el resultado
final del año, especialmente aquellos que trabajan en departamentos comerciales
o de ventas que son los primeros que ven como va a ir la cosa.
Desgraciadamente, es época de tensiones o de relajaciones en
muchas empresas, según el caso, salvo que vayamos en línea con el plan previsto.
Si vamos mal, muchos empiezan a ponerse nerviosos y a
empezar a actuar de manera descoordinada o sin tener en cuenta el plan
estratégico y las directrices de la empresa. En algunos lugares se escuchan
frases míticas como "hay que aumentar las ventas como sea” o “como no
vendamos más, cerramos”. Qué error más grave…crear tensión sin proponer ideas
claras sobre qué hacer para reconducir la situación.
Por otro lado, si vamos muy bien, pasan cosas como “ese
nuevo cliente, oportunidad o mercado ya
lo trabajaré más adelante, de cara al próximo año, no vaya a ser que vendamos
demasiado y me suban los objetivos…”.
Pues no, lo que pasará es que cuando queramos atacar esa nueva oportunidad probablemente
sea tarde.
Tan malo es lo primero como lo segundo. Mi opinión personal es
que es peor el segundo escenario: relajación innecesaria por ir bien o muy bien:
¡aprovechemos la oportunidad siempre!
Al final, lo más importante es que si las cosas van mejor o
peor de lo esperado, hay que analizar las causas, corregir (al alza o a la
baja) nuestros objetivos con un plan estratégico creíble, realista, ambicioso y
serio, que permita alcanzar los objetivos de la compañía sin poner en riesgo
aspectos como la rentabilidad, la calidad, nuestro posicionamiento en el
mercado, etc.
No se trata de ser conformistas o ilusos, se trata de ser
realistas y tener siempre una estrategia clara que incluya un plan B (o incluso
varios planes B) según se desarrollen los acontecimientos. Las empresas que
triunfan suelen ser aquellas que tienen alternativas ante los diferentes
escenarios que se pueden presentar: piensan, analizan y actúan en consecuencia
y sobre todo transmiten un mensaje claro a sus trabajadores sin caer en crear “tensiones
innecesarias” en la empresa.
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