Una tiende a pensar que el mercado potencial al que puede
dirigirse uno es la totalidad de los clientes que puedan o que consuman
productos o servicios que están en dentro de nuestra gama o portfolio.
Esto, como punto de partida está muy bien y es muy
ambicioso. Pero una vez que se identifica dicho mercado, conviene preguntarse,
en función de las características particulares de nuestra empresa si todos esos
posibles clientes son o no un objetivo real.
Es cierto que hay sectores que por sus características
concretas esta situación no será tan limitante, pero hay otros en los que sí es
fundamental, al menos en mi experiencia.
Por ejemplo,
- Una empresa A fabrica un producto X y es una pequeña empresa.
- Una empresa B fabrica el mismo producto X y es una gran
multinacional.
Ni una ni la otra podrán competir entre sí en muchos de los clientes
potenciales que tenga el mercado del producto X, independientemente de la
calidad y del precio que ofrezcan.
La pequeña porque no podrá asumir las necesidades de esos grandes
clientes (precios, pedidos de de grandes
cantidades, gestión logística compleja, posible financiación, etc.
Y la grande no podrá por ejemplo atender clientes que soliciten
cantidades pequeñas (no le saldrá rentable)
y además le puede crear problemas el atender a esos clientes en detrimento de
los más grandes.
Tanto para un tipo de empresa como para la otra, equivocarse
de tipo de cliente al que atender puede llevarles a serios problemas.
Es muy tentador (y frecuente) querer ir a por todo (por otra
parte y en principio, es lo que hay que hacer) pero al final nos puede llevar a
perder el tiempo o a complicar la existencia de nuestra empresa (grande y
pequeña).
Yo por lo tanto prefiero hablar de mercado real accesible
como una parte del mercado potencial total para saber dónde estamos y a dónde
podemos llegar con los medios y organización de la que se disponga en ese
momento.
Una vez definido ese mercado real accesible (que variará en
función de la evolución de nuestra
empresa) ya podemos ir a por todas y centrar nuestros esfuerzos para obtener la
mayor rentabilidad. El trabajar sobre esos clientes con todo nuestro esfuerzo
es lo que hará que optimicemos al máximo nuestro tiempo y en general nuestros
recursos.
Ojo, esto no quiere decir que hay que tirar la toalla de
entrada: analizar primero para luego
decidir qué hacer.
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