Seguramente os ha pasado a muchos. Ir a vender algo
realmente bueno para vuestra empresa y para el cliente (la mejor opción y
solución posible) y encontraros con que, a pesar de estar hablando con la
persona que decide y haceros ver que va a acabar firmando con vosotros ya que
la solución planteada (proyecto, producto, servicio) es la mejor para ambas
partes, al final no sale la operación y compra a la competencia.
Es cuando aparecen las preguntas: ¿hay algo más por detrás?
¿Por qué me han hecho perder el tiempo a mí y a mi empresa? ¿Por qué ellos han
perdido también el tiempo? ¿Es posible que esta empresa solo considere el
precio y no otros aspectos?
Esas respuestas quedan para otro post. Hoy quiero analizar
el caso contrario.
Ese señor o señora, comprador profesional, con formación y
conocimiento más que contrastado que quiere tu producto, tu servicio, tu
empresa, porque sabe que es la mejor opción para la suya, y que defiende su posición hasta el
final delante de quien sea, negociando duramente pero que acaba firmando con nosotros.
Conozco varios casos de esos (son la inmensa mayoría):
compradores profesionales que depositan toda la confianza en una empresa,
producto , servicio aún a sabiendas de que lo va a tener que luchar (en ocasiones mucho)
internamente.
Esos locos compradores que tienen la mala costumbre de
decidir comprar lo que realmente consideran lo mejor para su empresa (tienen
formación y experiencia contrastadas), al margen de comentarios accesorios, al
margen de presiones, y que valoran todos los aspectos (técnicos, garantía,
valor añadido, etc.) y no sólo el precio.
Porque, vender únicamente por precio es malo, pero comprar
solo por precio es peor.
Esos son los compradores profesionales con los que todos
queremos encontrarnos, claros como el agua y que te dicen al final de una dura negociación
una de las dos siguientes frases:
- Tu opción es la mejor, por precio, calidad, etc. Así que
quiero tu producto: adelante.
- Tu opción no es la mejor: lo siento. No perdamos el
tiempo. La próxima vez será.
Yo conozco dos casos muy destacables en los que, por
defender su postura a ultranza, tuvieron verdaderos problemas internos en sus
empresas, ambas grandes multinacionales españolas de diferentes sectores. Pero en
ambos casos, al final se demostró que su decisión fue la más acertada.
Ambos dos gozan cada día de más prestigio en sus empresas.
A todos esos compradores, gracias aunque nos hagáis sudar y
sufrir. La recompensa merece la pena.
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