Hoy quiero
comentar un asunto muy básico y obvio y lo trataré de exponer de la manera más
breve y genérica posible sin entrar en detalles y tecnicismos (da para escribir un libro...). Se trata de la labor
de hacer una buena clasificación de los clientes y potenciales clientes de una
empresa.
Esto puede
ser todo lo complejo que queramos y ocupar tiempo pero los beneficios son grandes
si se hace bien, ya que es la base de la estrategia comercial futura y por tanto
del crecimiento, además de necesario para optimizar nuestro tiempo y recursos.
Es habitual
ver en empresas una clasificación básica de clientes A-B-C en función de lo que
nos compra y que nos proporciona algún dato. Pero esta información no es
completa y no nos sirve para definir estrategias comerciales y para dirigir
correctamente al equipo comercial.
Os propongo por tanto una clasificación tipo para que cada uno lo adapte a sus necesidades.
Inicialmente,
cruzar en una matriz las ventas con la facturación total de nuestros clientes o
potenciales puede ser interesante y nos divide el campo de actuación en 4 áreas
diferenciadas.
De manera
idéntica, es todavía más concreto cambiar el dato de facturación por el de compra
potencial accesible para nuestros productos (o combinar ambos) de los clientes y
potenciales. Ojo: Según el tipo de producto que vendamos o el mercado al que
nos dirijamos, este dato puede ser más válido que el de facturación. En
definitiva se obtiene el mismo tipo de gráfico:
Donde se puede ver de forma diferenciada:
- Clientes Tipo A:
Clientes estrella de la empresa. Mantener y gestionar de manera cercana.
- Clientes Tipo B:
Clientes con poco margen de crecimiento pero que confían en nosotros. Mantener
sin gastar excesivo tiempo.
- Clientes Tipo C:
Clientes en los que habrá que analizar por qué nos compran poco cuando tienen
un alto potencial. Hay que trabajar en ellos para tratar de convertirlos en
tipo A. En principio, es donde más hay que invertir ya que son la base de un
posible crecimiento de la empresa a corto plazo.
- Clientes Tipo D:
Clientes que no son de importancia estratégica para la empresa en ese momento.
Pero, es
esto suficiente? Como primera aproximación puede valer pero, ahora viene lo
importante: se deben considerar otros factores y ponderar los resultados
obtenidos anteriormente con, por ejemplo:
1. Estado
financiero del cliente o potencial (Por ejemplo, en un cliente catalogado como C,
si hay que invertir tiempo y dinero en él ya que tiene potencial, lo lógico es
ver si las condiciones económicas nos interesan o no.
2. Planes de
crecimiento y expansión futuros del cliente. Puede haber clientes con un potencial más bajo
que otros pero que estén invirtiendo para crecer. Estos serán más interesantes
a priori que los que ya tienen un potencial muy definido y no buscan su
crecimiento. Ir de la mano de un cliente con un potencial relativamente bajo
pero que tiene un plan de expansión definido es, en caso de éxito un éxito de
ambas empresas.
3. Posición
del cliente en su mercado y con respecto a su competencia. Un cliente que gana
contratos a su competencia es un buen cliente para nosotros. Uno que se ve
obligado a vender por precio o que no ofrece una imagen tan buena en su mercado
puede no ser tan interesante.
4. Otros
aspectos en cada cliente que se consideren de interés particular (nivel de
precios, rentabilidad esperada, fortaleza de la competencia, disponibilidad de
productos y/o soluciones, nivel de exigencia, nivel de servicio esperado, etc.).
Por
supuesto, esta clasificación debe estar viva y se debe actualizar al menos una
vez al año (las cosas cambian…).
Una vez hecha
la clasificación incluyendo todo lo anterior, tendremos organizados los clientes
y potenciales en función de nuestros intereses y de su “realidad” y podremos
aplicar la estrategia comercial conveniente según el mapa que hayamos obtenido y particularizar para cada caso: planificar número de visitas a clientes o no visitar,
planificar dichas visitas de manera particular, potenciar o abandonar clientes o potenciales según
el interés estratégico, aplicar políticas de precios (descuentos, rapel), etc.
Como ya dije
al principio, esto es muy básico pero, ¿Cuántas empresas lo llevan a cabo
correctamente?
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