Se habla
mucho de la fidelización de clientes. Pero, ¿qué es esto en realidad? En
sentido estricto, querría decir el conseguir que un cliente sea fiel a nuestra
empresa y no nos deje por otra a las primeras de cambio.
Un cliente
realmente fiel es aquel que nos informará sobre los ataques de la competencia y
nos pondrá sobre aviso ante alternativas que le sean presentadas, dándonos
oportunidad de contraatacar en todo momento y permitiéndonos presentar soluciones a
lo que pueda plantear la competencia antes de cambiar.
Cuando
tenemos un cliente fiel que es importante por volumen, etc. los ataques de la
competencia, en la mayoría de los casos suelen venir con precios agresivos más
que con el aporte de soluciones. Esa
estrategia no es sostenible a largo precio, ya que aunque un cliente se pueda
ver tentado inicialmente a cambiar de proveedor de confianza por una precio muy
bajo, nuestra labor es hacer ver al cliente si detrás de esa oferta de precios
hay algo más o una simple estrategia para entrar y luego, subir los precios sin
aportar nada nuevo (calidad, servicio, etc.).
Además, un
cliente que es realmente fiel y un comprador que es profesional, si no ve algo
especial en una oferta de precios muy bajos, no cambiará de proveedor, ya que
intuye lo apuntado en el párrafo anterior y si quiere cambiar, siempre nos dará
la opción de presentar alguna alternativa.
Lo principal
para fidelizar, es conseguir que el
cliente confíe en nuestros productos, en
nuestro servicio, que nos pida consejo o asesoramiento y los acepte, que
ofrezcamos soluciones a sus problemas y que realmente le sirvan, informándole
sobre posibles mejoras en nuestro producto o servicio que le puedan interesar o
favorecer. Además, que sea algo más que
un cliente: buscar una relación de ganar-ganar, más enfocado a la relación de partner o socio.
Como
anécdota, recuerdo hace unos años un comentario de un director general amigo
mío que me dijo hablando de estos temas algo así como “ese cliente es fiel a
nuestra empresa al 100%, no tiene otra opción que comprarnos a nosotros, nadie
tiene mejor precio, calidad, servicio, etc.”.
Pero, ¿qué
ocurrió? El proveedor decidió cambiar la calidad del producto que suministraba
para reducir costes (aún teniendo un buen margen) y no informó de ello al
cliente. Por supuesto, ese cambio afectó drásticamente y el cliente se quejó de
ello. Pero como “siempre nos va a
comprar, no tiene alternativa”, el proveedor no se había preocupado en analizar
previamente el posible problema que podía originarse y se la jugó de manera
innecesaria. Conclusión: el cliente cambió de proveedor de manera inmediata: era
fiel al 100%, pero, qué curioso: sí que tenía otras opciones…¿igual no era tan fiel? ¿o sí?
Por tanto, ¿existe realmente el cliente fiel? Yo personalmente creo que sí, siempre que nos lo trabajamos bien y no caigamos en la relajación o en la prepotencia porque...siempre hay alternativas.
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