Es muy frecuente que en alguna ocasión un comercial se vea
tentado a visitar un cliente porque “pasaba por aquí y venia a ver qué tal te va…”.
Así, sin más.
Como relación pública, perfecto. Como eficacia y
rentabilidad para la empresa, nulo.
Con esto quiero decir que si queremos visitar a un cliente,
debemos dar una imagen profesional:
1. Concertar antes la reunión. Aparecer de repente puede no
ser lo más adecuado: el cliente puede estar ocupado tener otros problemas en
los que pensar.
2. Siempre que se visite a un cliente debe haber un motivo
para ello. De nada sirve ir a perder nuestro tiempo o el de nuestro cliente.
Y es que el tiempo de un comercial es muy valioso (también
el de nuestro cliente, no lo olvidemos) y por tanto debemos ser lo suficientemente
estrategas para visitar con inteligencia y no visitar por visitar.
Ya sé que a veces este tipo de visitas sirven para
justificarse delante de un jefe que exige un número de visitas a la semana, al mes,
etc. En este caso, esos jefes se quedan muy tranquilos sabiendo que se hacen x
visitas al mes… mal jefe es ese si se queda sólo con el número y da por bueno lo
de “le visité para saludar…”. Porque, para saludar mejor quedar el sábado o el domingo
y tomar unas cervezas, ¿no?
En resumen, hagamos menos visitas pero de calidad, con
fondo, con propuestas, con algo que ofrecer y ocupemos ese tiempo sobrante a planificar
las visitas, a pensar en la estrategia a seguir para lograr los objetivos, etc.
Vale mucho más hacer pocas visitas pero bien planificadas y
con posibilidad de resultados que muchas para “saludar” os lo garantizo.
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